viernes, 14 de enero de 2011

De a poco se fue moldeando en un montòn de desaciertos, buscando entre ellos los que mas convinacen con su mundo. De a poco fue eligiendo entre seducciones y corazones, hasta poder encontrarse en multitudes exasperantes. De a poco fue maquillando de grises sus dulzuras, ya cansada de oportunistas al acecho de sus inconciencias. Con el tiempo se hizo de piedra y reprimiò sus esperanzas de amar a algùn corazòn de ojos ciegos que busque como ella, un poco de libertad compartida. Ella sabe que no existe una mano que complemente la suya, ni unos pies que calcen en sus caminos de a dos que ansìa descubrir. Aunque aùn asì, lo busca, encerrada en las miles de capas que fueron dejàndole sus amargos pero ilusionantes tropiezos, a los que recuerda con ojos mojados, porque se entregò como buena niña inconciente. El tiene esa magìa que la desnuda de prejuicios y la vuelve a cegar como en un pasado, pero le tiene miedo. Le da su mano. Pero le tiene miedo. Pero le da su mano y aùn asì le tiene miedo.
Cansada de caer con piedras tan similares que se le pasan por alto, sigue y se encierra en sus cosas. Pero le da su mano, y le tiene miedo. Se aleja, porque no le conviene, porque no le cree, porque no va con sus principios de preservar la paz que con tanto esfuerzo guardò, pero le da su mano. Acumulò bastantes energìas que de a poco fueron disimulando su montañita de errores, por eso le tiene miedo, pero le da su mano. No quiere mas historias con finales sin comienzos, no quiere mas buscar estrellas en tormentas, pero parece un sol su sonrisa, inunda su negativismo de una luz indescriptible, y le da su mano, pero le tiene miedo. 
¡Basta! que no vuelva, porque ella le tiene miedo, a el y a lo que ella es con su mano en su mano, y le da su mano, pero le tiene miedo, pero ya no controla su mano, y ella le da sus miedos, porque la tiene en sus manos.
Circulo vicioso. 

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