viernes, 8 de julio de 2011

Un poco de amor francés .

De repente ya no guio mis pasos, de repente alguien tiene las riendas de lo que creía mi destino, de repente alguien me implantó alas y piedras en mis zapatos, mis pasos tienen esa firmeza y la capácidad de elevarse cuando se lo proponen. De repente alguien me enseñó que no es necesario cambiarme la vida, sino cambiarme el modo de vivirla, enamorarme no de alguien, sino de del poder que ejerza sobre mi persona, soñar mis propios sueños con la influencia de los suyos, caminar sobre una soga, sabiendo que su mano me espera para cuando pierda el equilibrio. Posarme en su espalda, para dormir un poco más tranquila y despertar con un par de caricias, capaces de crear sonrisas con garantías. No fue necesario cargar con sus mochilas, no fue necesario que cargue con las mias, solo hicimos mas liviano su peso, solo sabemos de compañias.

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